miércoles, 29 de febrero de 2012

Ya no es un país para todos

España ha dejado de ser un país para todos para convertirse en propiedad de unos pocos. Su geografía de libertades individuales y colectivas ha menguado. Su orografía económica se ha reducido de manera rápida y brutal. Cifra tras cifra estadística, se dibuja una España que margina a un número creciente de ciudadanos y que haría las delicias de los irónicos chistes de Chumi Chumez sobre los condes y el fuego en el territorio.

Una quinta parte de la población vive por debajo del Umbral de Pobreza, término aséptico que esconde las vertiginosas y desesperantes intrahistorias personales. Una cosa es contarlos y otra vivirlo en primera persona de plural. Crece al ritmo de un 1 por ciento anual según el INLE en sintonía con las tasas de paro.

Este ya no es un país de todos. Es la propiedad particular de quienes defraudan 70.000 millones de euros anuales. Lo dice la  Asociación de Inspectores de Hacienda y lo señala el Banco de España que cifra en 18.000 millones de euros más, los capitales evadidos por quién puede y quiere montar su sociedad instrumental interpuesta.

Me fascina la situación. 80 de cada cien euros de recaudación tributaria corresponden a las rentas del trabajo en constante aumento. Decrecen los ingresos familiares de los hogares a razón de un 4,5 por ciento anual. Sin embargo, las rentas de capital y empresariales alcanzan el 50 por ciento del Producto Interior Bruto. ¿Crisis?. ¿Para quién?. Bajo su excusa y como factor detonante,  se han saqueado Ayuntamientos, Diputaciones, Cajas de Ahorro, sistemas de Salud y  Educaciòn. Y no tiene visos de parar. Las actuaciones de la Fiscalía de Delitos Económicos no se han incrementado. Además y en menos de 10 años, se han desmantelado los instrumentos de control internos y externos de la Administración para no ‘poner trabas burocráticas a la acción política’ dicen y luego llevan a pasear a sus nietos al aeropuerto del abuelito sin ningún rubor.

Pero ¿qué importa?. Las estadísticas solo son datos de gastronomía política cocinados a fuego lento para extraer las interpretaciones personales que se quieran. No hay nada que un buen asesor en comunicación política no resuelva en nuestra contra. Ya se sabe. Esfuerzo común. Tarea nacional. Dejemos atrás a quienes quieren poner obstáculos al progreso común. Lenguaje basado en la futurología y la épica. Y así nos van dando largas hasta que puedan registrar las últimas parcelas de libertad o de vida que nos queden a su nombre . Suena esperpéntico pero es un ejercicio de coherencia radical. Hay que mirarlo de esta forma: No hay cosa más coherente que los propietarios de un bien quieran certificar y registrar. Solo hay un requisito previo: expulsar antes a los inquilinos.


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