Los comerciantes locales, proveedores y empresas que suministran bienes o servicios al Ayuntamiento de Aranjuez
están de enhoramala. Van listos si esperan cobrar antes de los 400 días de
espera en el que un informe municipal cifra el período ‘normal’ de pago. Tanto si
venden clavos como si comercian con sistemas informáticos, el fruto de la
operación mercantil demorará su llegada en no menos de un año y 40 días o lo que es lo mismo: 13 veces más que el máximo de 30 legales.
Las pequeñas desviaciones al alza o a la baja son habituales con respecto a ese modelo ideal, ese mejor de los mundos descrito por el Ministerio de Hacienda y
Administraciones Públicas. La mayoría de los Ayuntamientos madrileños cumple
con esta norma o retrasa sus pagos 9 días contados desde la presentación de las
facturas. Pero, ya se sabe, que Aranjuez es un mundo y lo que es corriente
aquí, es excepcional fuera. Más o menos como aquello de que los de Bilbao nacen dónde les
da la gana.
Y no estamos en buena compañía. Somos la segunda
población más morosa de la Comunidad de Madrid. No la primera. Ese honor
dudoso le corresponde a Alcorcón con cerca de 2 años de tardanza. Hay consuelo sin embargo. El segundo puesto por méritos propios es nuestro y ahí sí. Ahí estamos muy por
encima de poblaciones como Parla, Alcalá de Henares o Torrejón de Ardoz que en
su día arrostraron el temporal púnico. Pese a todo seguimos en la carrera cuyo desenlace para este
2017 promete llegar a 460. Todo si "no se
toma absolutamente ninguna medida, a fecha de cierre de 2017" según los técnicos municipales.
Las causas radican, según los redactores del documento preparatorio de los Presupuestos , en la ausencia de decisiones políticas para adoptar medidas que incrementen los ingresos o reduzcan los gastos. Para terminar de desarreglarlo, la amortización
de los créditos tiene prioridad legal sobre el pago de otras deudas corrientes, una obligación nacida de la reforma constitucional realizada por el Partido Socialista y el Partido Popular al unísono. Para pagar los primeros se
tira de los recursos destinados a los proveedores más antiguos y así sucesivamente en una espiral mortífera que incrementa la morosidad. Desde el 2015 al cuarto trimestre de
2016 el crecimiento de la morosidad ha alcanzado cotas del 370 %.
Un segundo factor agrava la situación y crea negros
nubarrones para el futuro. Son los pagos que los técnicos municipales describen
como fuera de presupuesto o extrapresupuestario, algo similar a la extracontabilidad aducida por Luís Barcenas. El eufemismo en román
paladino conversacional significa que no deberían hacerse. La liquidación de
la sociedad ‘Aranjuez Desarrollo y Empleo es uno de esos tormentazos. En su momento fue presentada como una iniciativa modélica
no onerosa para la Administración Municipal por el concejal Oscar Blanco.
Señaló que el “proceso
de disolución y de absorción de la
empresa pública se ha saldado
con equilibro entre el activo y el pasivo de la misma”. Pero los técnicos
municipales afirman por el contrario que "los gastos pendientes de pago por esta
operación no han ido acompañados de la entrada de fondos que lo sustenten".
Este
informe municipal fue redactado entre el mes de enero y febrero de 2017 junto a
otros estudios que pasan revista a una situación económica crítica para el Ayuntamiento
de Aranjuez que podía agravarse en el futuro. Efectivamente, los documentos no contemplan la
actualización derivada de la liquidación
de la Sociedad de Suelo y Vivienda (SAVIA), la interrogante
judicial sobre los pagos de Las Cabezadas o la amortización de la deuda bancaria
con la entidad Liberbank, asuntos que podrían incidir con mucha más virulencia y aumentar la morosidad a niveles estratosféricos.
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