Técnicos del Ayuntamiento de Aranjuez advierten de que algunos
servicios municipales pueden dejar de prestarse. Lo hacen por escrito
en los documentos preparatorios para la redacción del Presupuesto
municipal de 2017 y lo expresan en términos concisos. La
posibilidad está abierta y su causa radica en el “impago continuo
y reiterado al que se ven sometidos los proveedores y que, en última
instancia, les obligaría a dejarlos de prestar”. La demora municipal en el
pago de las facturas rebasa los 400 días y podría alcanzar los 460
a final de año, según cuantifican estos mismos documentos. 30 días
es el máximo retraso legal que pueden permitirse las
Administraciones Locales sin arriesgar una reclamación judicial.
Resulta
que los ingresos reales del Ayuntamiento no
cubren el coste de sus gastos de funcionamiento más su deuda bancaria y
sus intereses. A este desequilibrio se llama ‘déficit estructural’
y sobrepasaba los 3,5 millones de euros en febrero. La cifra no es definitiva y podría experimentar un cambio al
alza si no se adoptan medidas de gobierno que lo reduzcan o, al menos, lo moderen.
Una
sociedad mercantil en esta misma situación hubiera suspendido pagos antes de alcanzar una situación de deterioro similar. La sucesiva suma de deuda, déficit e incremento de gasto a lo
largo de los dos últimos mandatos ha generado esta crítica situación
económica. Si la Administración local pudiera cobrar todo lo
previsto y pagar todo lo adeudado aún harían falta más de 34
millones de euros para enfrentar la apertura de puertas diaria.
A eso se le denomina ‘Remanente Líquido de Tesorería’ y, en este
caso, es negativo, muy negativo, con permiso del célebre entrenador
futbolístico, e introduce al Ayuntamiento en un círculo
vicioso presupuestario: genero más deudas porque no tengo más ingresos y no tengo más ingresos porque cada día tengo más gastos y estoy subordinado a las condiciones de la autoridad del Ministerio de Hacienda.
Cristina Moreno presenta el cupón de la ONCE dedicado al Motín de Aranjuez |
El
equilibrio es tan inestable en este ejercicio presupuestario, -si es
que se puede llamar equilibrio a la caída
libre-, que los técnicos municipales esperan al cobro de los grandes
tributos (Vehículo y Bienes Urbanos) para
atender los gastos más urgentes: pagas extras, amortización de préstamos y empresas
concesionarias de servicios. De ahí el peligro existente de que cese su prestación por el impago extremado a las empresas y del que avisan los
técnicos.
Estos garantizan el cobro de las nóminas por el momento aunque con una
salvedad: “siempre que los pagos a proveedores no se incrementen y
se mantengan en las previsiones realizadas”. Pero la situación es
crítica y no lo ocultan. Si hubiera ejecuciones de sentencia,
reclamaciones judiciales u otros factores imprevisibles que alteren
la situación, adelantan esta conclusión fatal: “si hay que
atender estos pagos se tendrá que detraer no solo del impago a
(otros) proveedores sino también de un posible impago en el Capítulo
1”. Así se llama en términos contables a la parte del Presupuesto
Municipal que recoge los costes laborales, es decir: las nóminas.
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