sábado, 11 de junio de 2011

El puto ideario

Los medios han comenzado a poner en marcha sus maquinas de opinar. Después de la primera ola para achacar marginalidad, delincuencia y radicalidad al movimiento ciudadano, ahora se ensaya una forma más perfecta: El Puto Ideario. Ahora mola que el movimiento declare y aclare su ideario. No en la forma que cada uno estime conveniente; sino en el modo que reclaman las buenas gentes de bien, los ideólogos ortodoxos, los opinadores sesudos y los directores de tertulias estiman que es un ideario y del modo que debe anunciarse y definirse.

No participo al completo de las actividades de esta nueva fuerza democrática ciudadana. Lo que pienso sobre esa demanda, solo puede aplicarse a mi y mi circunstancia. Y no es algo extenso. Es una colección de frases sencillas y simples, de interés colectivo, que han conseguido suscitar el entusiasmo y aprobación de tantos ciudadanos asqueados ante tanto fango.

Quiero honradez en las formas políticas, honestidad en mis representantes, códigos de conducta públicos y conocidos, reforma de leyes electorales, mejora de los resortes de participación, información y control ciudadanos sobre sus representantes son las afirmaciones que he escuchado con mayor frecuencia en cuantos actos públicos he estado.

No es un iderario en el modo tradicional. Quienes lo piden así, lo hacen con interés o no se han enterado, todavía, de nada. Este movimiento que nace no lo necesita. al menos en su forma tradicional. En si mismo, el puto ideario no es una garantía. Los últimos años españoles están perdiditos de idearios muertos. Hay osamentas de idearios allá donde se mire en cualquier lugar del espacio político español. Los dichosos idearios no han conseguido evitar cuando estaban vivos y, mucho menos ahora ya muertos, imputados y delincuentes políticos, sobornos, cohechos y prevaricadores varios. No impidieron recalificaciones masivas, botines en las Cajas de Ahorros, asaltos a instituciones o saqueos municipales. Así que no entiendo por que, quienes jamás criticaron la muerte y entierro de los idearios, ahora bramen y se enojen por el puto ideario que, dicen, falta al movimiento ciudadano.

Salvo que solo sea una pregunta retórica de la que conocen la respuesta. Y, por eso se empeñan tanto para obtener deslices y personas que restar al movimiento a fuerza de sectorializarlo, de parcelarlo, de amojonarlo. Ya tienen experiencia en eso. Esa es la táctica nueva contra lo milagroso de esta intervención ciudadana en la vida pública cuyos puntos de consenso son tan mínimos y sencillos, tan naturales, lógicos y colectivos, que constituyen su extraordinaria fortaleza.

Las demandas básicas nos unen a todo. Son capaces de extender un hilo invisible entre las personas sin distingos de ninguna clase. Las maquinas interesadas de opinar o esos lidercillos de opinión que me reclaman, a cada paso, la recitación de un ideario que no necesito ya no me pillan en la trampa. Para reclamar honestidad en la vida pública, igualdad de los ciudadanos, eliminación de los privilegios, reforma de las leyes de representación política y participación y control del ciudadano de la vida política no necesito de ningún puto ideario. Ni falta que me hace. Afortunadamente.

1 comentario:

  1. qué repugnantes son los idearios de cortarpegar cada cuatro años.

    fantástico jorgeflauta!

    ResponderEliminar