Ni la Biodramina es hoy suficiente para resistir el vértigo que producen las páginas económicas de los periódicos. Hay que salir a escape de ellas, por qué la mención de Rato y el fácil paralelismo que pueda establecerse con aquel maestro de banqueros y modelo de reclusos que es Mario Conde produce un vahído semimortal.
Otras páginas muestran los devaneos semiadolescentes y corruptos de Divar que acapara Sociedad y Tribunales desde hace tres meses. Otros asuntos de igual jaez van consumiendo ese escaso espacio redaccional que termina de calcinar la Aguirre, el Wert y la Botella, juntos en un aquelarre en defensa de la cosa taurino-cultural.
Y asi estamos. Dando como normal lo que en otros países son sucesos graves. Allí donde la opinión pública rugiría para que se incoaran diligencias previas al expresidente de Bankia, aquí el responsable del desmán designa a su sucesor inmediato. Lo que parece es lo que es ¿Verdad?. Allí, donde sería innecesaria la denuncia de un vocal del C.P.J para iniciar un procedimiento indagatorio sobre el uso fraudulento de los presupuestos del Consejo por su Presidente, aquí el asunto pasa de tapadillo en la prensa desde hace tres meses y el protagonista casi va a tener que enterarse por los periódicos.
Pero claro. No es un país normal. Es un país pervertido hasta la médula, incapaz de sentir la más mínima indignación por la estafa universal y permanente de la que los ciudadanos estamos siendo objeto. Así que cierro los periódicos, desconecto el ordenata y espero con tranquilidad que perversos y mercados se den por conformes en nuestra nueva tanda de mentiras, eufemismos y decretos de recortes en viernes. El sábado será otro día.
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