viernes, 11 de mayo de 2012

Mañana a la calle

Hace tiempo que este asunto me toca las bolas. No aguanto más la desfachatez y el cinismo de estos trileros metidos a representantes públicos.  Uno puede ser un hooligan borracho, unido a otros hooligans, tan o más borrachos, que se agreden entre si con pinchos y botellas de vodka  o enfrentan juntos las cargas de los ninjas de Interior y nadie, absolutamente nadie, pretenderá que es un uso ilegítimo de la vía publica. Todo lo más, algún bisbiseo sobre 'queseyo' disculpable apasionamiento deportivo que puede convertirte en víctima colateral en cualquier momento. 

Ahora bien, pongamos que eres (o que soy) un puto pringado con caducidad laboral a fecha fija o tres empleos de desecho a tiempo parcial. Un mierda confiado en el valor del esfuerzo que no ha hecho más que trabajar en su vida; de los que no han entrado nunca en atajos delictivos ni sometido balances bancarios a ingenierias contables en provecho propio, ni evadido una mierda a la fiscalización de la Agencia Tributaria por creerlo amoral. Si se es de esos a quién se puede saquear su futuro con impunidad o birlar los derechos más básicos;  un currela a quien han cambiado las reglas de juego y pretendes mostrar en público tu disconformidad pues vas ‘dao’. No puedes.

Al decir de nuestra Presidenta, ese turbión de mentiras y rapacidades, eres un  bárbaro, un vándalo, un antisistema que quiere “privatizar el espacio público ciudadano en beneficio propio”. Y lo dice con una desfachatez que supera todo lo que hoy, viernes, santo día de recortes, estaba dispuesto a soportar. Los chicos del 12 M debían hacerle un homenaje a esta mujer. Con Aguirre me pasa lo mismo que con Jimenez Losantos. Son mano milagrosa contra la pereza. Mañana a la calle.

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