martes, 8 de marzo de 2011

¡Tenemos teatro!

Aranjuez ya dispone del tercer Teatro Real de nuestra región. Me produce una alegría especial por si mismo y por el aquél de “reconocer la importancia de nuestra ciudad en el contexto regional”, ese run, run institucional empeñado en sobrevalorar la ínfima situación de nuestra ciudad comparándola con otras más desgraciadas. Estrategia discursiva original pero ya inventada por Samaniego con sus sabios pobres buscadores de hierbas para sustento propio.

Es una obra magnifica. Tiene sus peros en lo que respecta a su fea apariencia externa pero, aún así, sigue siendo una obra magnífica. El tiempo es otro de ellos. No un tiempo normal medido en sintonía con el meridiano 0 sino un tiempo geológico, mensurado en términos  de evolución de sociedades humanas.

Ha tardado en llegar más de  22 años desde su cesión al Patrimonio del Estado, tres presupuestos estatales de distintos ministerios con  partidas de restauración, un plan consensuado con la Comunidad de Madrid,  siendo presidente Joaquín Leguina Herráz- tal y como pudiera rezar una lápida conmemorativa, una amenaza de ruina de los inmuebles históricos de nuestra ciudad, incluida una compra ilícita y una demolición fuera de norma,  un incendio de su estructura, cinco concejales de cultura, otros tantos de urbanismo y tres alcaldes de dos formaciones políticas.

Así puestas las cosas parece más que obligado recriminar que ¡ya era hora! en vez de aplaudir con lealtad incondicional. La finalizacion del teatro no subraya la eficacia política y administrativa de las instituciones, no acentúa su rapidez, su persistencia, su convencimiento de lo que es justo. Más bien, apunta a su ineficacia, a la ineptitud, a la abulia y dejadez, o a la inoperancia de gobiernos estatales, regionales y locales.

Como, si no, podría explicarse que, además, en esa línea de tiempo que se extiende hasta 1989 se encuentre  además del proceso de la restauración del viejo edificio neoclásico, la refundación del Partido Popular sobre las ruinas de Coalición Democrática sin aminorar su fundamentalismo, de que el  PSOE perdiera por el camino la vocal obrera, que la FSM se transmutara en el Partido Socialista de Madrid y que, de paso, unos y otros nos ajustarán los machos con reconversiones navales, del carbón y del acero, además de reformas laborales, modificaciones de pensiones y alzas en tasas y precios públicos sin cuento.

Me gusta la noticia. De verdad. Es buena para nuestra ciudad. Pero es tanto el tiempo transcurrido que sería inútil preguntarse por su sentido, oportunidad y necesidad en los tiempos que corren. Tan inutil como preguntarse por sus protagonistas para sacarles reditos electorales. Ahora, ya que estamos todos contentos, ¿sería inoportuno preguntar sobre los planes que tenemos para que tenga contenido y su impacto en los Ayuntamiento del futuro próximo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario