jueves, 17 de marzo de 2011

Rouco y la crisis

Nos advierte de nuevo Rouco Varela de la crisis social tan profunda que vivimos y que denota tan a las claras la incorporación a las leyes españolas de la regulación del aborto y de la eutanasia (¿?).

Nos esperan horas aciagas, dijo este brazo secular de la cruzada contra Internet. Tiene razón. Vivimos una gran crisis y nos esperan horas aciagas de persistir en esta eterna sinrazón como es la pugna eterna entre el estado y las confesiones religiosas que siempre perdemos los laicos.

La crisis es tan antigua que la reseñaba Emilio Castelar. Aquella invocación a la divinidad en su discurso sobre la libertad de cultos esconde un razonamiento templado y sereno. El análisis de una confesión acostumbrada a presentarse como víctima cuando se comporta como agresora. Ante las acusaciones de los diputados Castelar se obligaba a decir:

 “Yo no ataqué ninguna creencia, yo no ataqué el culto, yo no ataqué el dogma. Yo dije que la Iglesia católica, organizada como vosotros la organizáis, organizada como un poder del Estado, no puede menos de traernos grandes perturbaciones y grandes conflictos, porque la Iglesia católica con su ideal de autoridad, con su ideal de infalibilidad, con la ambición que tiene de extender estas ideas sobre todos los pueblos, no puede menos de ser en el organismo de los Estados libres causa de una continua perturbación en todas las conciencias, causa de una constante amenaza a todos los derechos”.
Y ¿qué más se podía decir?


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