jueves, 10 de febrero de 2011

Las Aves, mi barrio

Viví mucho tiempo en el barrio de Las Aves. No era idílico. Ni privilegiado. Ni montaraz, desagradable, desestructurado o marginal como se le quería para mayor bendición de Larcovi, o como se le quiere ahora para mejor cuenta de resultados de Indra. Es un barrio como muchos otros. Antes y ahora. Gente modesta, trasladada de otras zonas degradas de la ciudad o, simplemente, formando una nueva familia necesitada de vivienda. Fui feliz en ese barrio. Con la felicidad nacida de la intima convicción de sentirse a gusto con la vida propia, en un entorno agradable, calido y solidario entre quienes lo habitamos.
Nunca nos dejaron nunca en paz. Tampoco nos importo mucho. Fue beligerante el IVIMA. Lo fue el Ayuntamiento para chantajear a las comunidades y obligarlas a mantener las zonas verdes públicas. Durante años negó la recepción del barrio. Lo mantuvo escaso de dotaciones públicas, con descampados embarrados, con aceras, alumbrado y alcantarillas averiadas por falta de mantenimiento. Para más joder, concedió las obras de urbanización a aquella empresa fraudulenta vinculada al consejero de la Comunidad Virgilio Cano que, bajo el nombre Caso Construcciones Alcalá, inauguro la ristra de fraudes a izquierda y derecha que caracterizan la política de Madrid. Despues todo volvió a pararse.

Casi los mismos de siempre han vuelto a la carga. Que si barrio desestructurado, que si marginal, que si desenlazado de la trama urbana. Un montón de pamplinas y patrañas para esconder, una vez más, la intervención especuladora de los propios y los extraños, pero no mucho, no vayan a creer. Y las sentencias que obligan a las instituciones a reparar los desarreglos sin cumplir. Y de nuevo, después de tanto, tantísimo tiempo transcurrido desde la aparición de las primeras grietas en sus estructuras, más de 35 años, la historia igual.

Nadie ha regalado nada a Las Aves. Sus gentes han seguido viviendo de la misma forma, con iguales virtudes y defectos que en el resto de los barrios de mi ciudad pero con mayor intensidad. Aquí se dan los niveles más altos de paro, los más bajos de cualificación, los de escolaridad más conflictiva pero, sin duda alguna, los porcentajes más altos de dignidad humana que han impulsado a sus habitantes a cumplir con sus deberes ciudadanos de manera ejemplar, a soportar la ausencia de administración municipal de forma comprensiva o a olvidar los agravios sucesivos del gobierno de la región.

Todo es muy paradójico. Lo que hubiera disfrutado Unamuno con este Aranjuez nuestro que nos ha tocado vivir, convertido en el modelo más puro de laimagen literaria utilizada por el Magnífico Rector de la Universidad de Salamanca. D. Miguel hubiera disfrutado con  el hecho indiscutible de que, en este Aranjuez nuestro, se elige para gobernarlo a los más desgobernados. Para ilustrarlo a los más iletrados, para administrarlo a los más insensatos y manirrotos. Se elige, en definitiva, a los más enemigos del vecino que pueda encontrarse. Quizás se trate ahora de tirar el voto útil, tan caro a esta paradójica izquierda y derecha y ensayar nuevas orientaciones a nuestros próximos sufragios.



No hay comentarios:

Publicar un comentario