miércoles, 20 de febrero de 2019

Aranjuez Ciudad Universitaria

 El Ayuntamiento de Aranjuez y sus grupos políticos no han encontrado no ya una palabra y postura común de apoyo al alumnado de la Universidad Rey Juan Carlos sino tan siquiera una sola palabra en las dos semanas que dura el conflicto provocado por la decisión docente de extinguir grados y trasladar grupos a otros campus. Podría suponérseles la voluntad de situarse en segundo plano en tiempos electorales muy difíciles aunque el interés común exige una toma de posición clara ante lo que, en términos objetivos, es un golpe más a la maltrecha economía de la ciudad. A 48 horas de aprobación del plan es injustificable y hay que lamentarlo.

Solo ofrecen un silencio prolongado sobre sus intenciones futuras o la propagación de  argumentos unveraces y eufemismos inventados por la controvertida dirección de la Universidad Rey Juan Carlos que disfraza un plan de extinción de grados como una supuesta remodelación, -como si se pintara el saloncito de casa-, en la que prima la eficiencia económica sobre toda otra consideración. Y esta acción municipal se hace pese a que las informaciones periodísticas y judiciales, las revelaciones de la Comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid ponen en solfa la credibilidad de la propaganda ad-hoc difundida para negar u obstaculizar cualquier acción de defensa al alumnado, la protección de sus intereses y la preservación de los derechos ciudadanos vulnerados.
Foto: @ResPublicaURJC, @trece_aranjuez
La Institución Municipal, con su Alcaldía a la cabeza y la concejala de Educación en paradero desconocido, ha elegido emprender una larga marcha hacia el vacío y en dirección opuesta al lugar donde se encuentran los alumnos. En vez de propuestas comunes para armonizar economía local, la eficiencia económica, la calidad de la formación universitaria y los derechos ciudadanos solo ha esbozado propuestas alocadas, tópicas o extraídas de lugares comunes. Son  impropias de administradores de una ciudad que hoy tiene más papeletas para ser un municipio fallido de las que obraban en su poder al inicio del conflicto.

La Mesa de Diálogo o de Coordinación, (según a quién se pregunte) es una  de ellas. A días de la aprobación del plan de extinción de grados solo tiene una existencia fantasmagórica de la que se desconoce todo: Ni quién la compone, ni cuándo se ha creado o se reúne, ni que funciones tendrá ni que propuestas, alternativas o de apoyo ha formulado o que acuerdos ha tomado o tomará.

Otro fantasma resucitado es el nuevo giro de la marca Aranjuez inventada y esgrimida por el Gobierno local. El lema ‘Aranjuez Ciudad Universitaria’ debió estar muy justificada en su momento. Hoy no tiene existencia real, planes, presupuesto, ideas o propuestas sobre cómo diablos se gestiona. No ocupa en el imaginario comunicativo más allá de los 30 caracteres  de la extensión de un mensaje de Twiter, -lugar dónde se dio a conocer- y deja el resto de sus líneas en la inanición absoluta incapaz de ocultar las vergüenzas políticas.

El silencio de los grupos, estos ‘hallazgos’ propagandísticos, y la ausencia de enunciación de cualquier compromiso municipal con  la ciudadanía, por mínimo que fuese, puede originarse en la gran dependencia institucional de las acciones urbanas de la Universidad Rey Juan Carlos emprendidas en Aranjuez; en las luchas intestinas y supramunicipales interesadas en lograr la dirección de la Universidad pública; en la ausencia de planes locales presentes o futuro sobre el desarrollo de Aranjuez  o en la falta de reflexión e interés por y sobre el bienestar ciudadano. Juntos o por separado tendrán consecuencias futuras sobre la ciudad. Diría que, incluso deslegitimadores de la representación política. Pero sin duda exagero: unos malos mandatos municipales, digamos que de 3 lustros, los tiene cualquiera.

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