miércoles, 17 de junio de 2015

Las mañas del críalo

No hay nada nuevo en la política no ensayado antes por la Naturaleza. Mira el críalo, un ave parasitaria que transfiere el esfuerzo de su perpetuación a otras especies. Merece ser el ave canora de Los Soprano con sus mañas mafiosas. Hace su puesta de huevos en nidos ajenos y ensaya estrategias de presión y represalias por si falla la treta. Este críalo es un listillo. Un pájaro de cuenta. Una especie de Luky Lucciano de las aves.

Esta conducta se repite con precisión de relojero en la especie humana. Es más, es el modelo de las relaciones políticas en Aranjuez. Miren al PSOE. Acude a la coacción pública sobre los emergente, -esa alusión constante a la necesidad de rechazar a la derecha, es una constante puesta en nidos ajenos- que alterna con el subrayado diario de la similitud de los programas o la presión interesada y paternal sobre otros concejales electos amparada en un supuesto bien común. Es una reedición depurada de la maniobra del críalo que garantiza su supervivencia como grupo  ante este declinar lento y anunciado.
 
Los partidos emergentes reciben esta táctica con actitudes que oscilan entre el rechazo y la complacencia no exenta de confusión. Es decir, llevan consigo mismo todas las papeletes para su fragmentación futura, una muy mala noticia para los ciudadanos que exigen, exigimos, la regeneración de los actores políticos locales. 

‘Aranjuez Ahora’ e ‘Iniciativa por Aranjuez’ tienen dos únicas alternativas ante esta operación: o afirman su existencia social y política con propuestas propias y diferenciadas o dejan que la inercia conlleve su desaparición o integración a medio plazo en el PSOE, dejando las propuestas regeneradoras sin impulso y representación. No sería la primera vez que ocurre en esta localidad con ese mismo actor político y ¿quién deseará cargar con esa responsabilidad?.

No aceptar esa simulación diferida de cogestión municipal sin cogestión a la que lleva el teatrillo socialista es un primer paso para conservarse como alternativa de izquierda y afrontar el primer término de ese dilema. Exige iniciar un trabajo propio e independiente para cumplir la oferta electoral sin debilitar sus requerimientos básicos: entre otros la exigencia de responsabilidades políticas y personales en la actual situación municipal y la construcción de una Administración Local al servicio de los ciudadanos.

Los grupos emergentes tienen a su disposición herramientas claras, las clásicas del parlamentarismo como son el ejercicio de mociones, propuestas, preguntas y comparecencias que, en solitario o en común con otras formaciones, muestren que los acuerdos consiguen más avances que el egocentrismo político.

Deben comprender que también queda mucho por hacer en el campo de la opinión pública. La ficción narrativa de las mayorías y los gobiernos conjuntos redactada hasta ahora solo se contrarresta con el relato objetivo de la realidad entre la ciudadanía. Convencerse de que la suma de las inteligencias colectivas sustituye con ventaja a los liderazgos artificiales, y que el ejercicio continuo de comunicación política transparente, sincera y veraz se opone con éxito a la oscuridad y el elitismo del gobierno local en minoría.

Todos estos factores son una ventaja cualitativa y de cantidad frente a actores aniquilosados. A veces, propios y adversarios, olvidan que quienes no tienen que perder nada tienen una virtud para la acción;  precisamente la de  no tener nada que perder.




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