No hay nada nuevo en la política no ensayado antes por la Naturaleza. Mira el críalo, un ave parasitaria que transfiere el esfuerzo de su perpetuación
a otras especies. Merece ser el ave canora de Los Soprano con sus mañas mafiosas. Hace su puesta de huevos en nidos
ajenos y ensaya estrategias de presión y represalias por si falla la treta. Este
críalo es un listillo. Un pájaro de cuenta. Una especie de Luky Lucciano de las aves.
Esta conducta se repite con precisión de relojero en la especie humana. Es más, es el modelo de las relaciones políticas en Aranjuez. Miren al
PSOE. Acude a la coacción pública sobre los emergente, -esa alusión constante a
la necesidad de rechazar a la derecha, es una constante puesta en nidos ajenos- que alterna con el subrayado diario de la similitud de los programas o la presión
interesada y paternal sobre otros concejales electos amparada en un supuesto
bien común. Es una reedición depurada de la maniobra del críalo que garantiza
su supervivencia como grupo ante este declinar lento y anunciado.
Los partidos emergentes reciben esta táctica con actitudes que oscilan
entre el rechazo y la complacencia no exenta de confusión. Es decir, llevan consigo mismo todas las papeletes para su fragmentación futura, una muy mala
noticia para los ciudadanos que exigen, exigimos, la regeneración de los actores políticos locales.
‘Aranjuez Ahora’ e ‘Iniciativa por Aranjuez’ tienen dos únicas alternativas
ante esta operación: o afirman su existencia social y política con propuestas
propias y diferenciadas o dejan que la inercia conlleve su desaparición o integración a medio
plazo en el PSOE, dejando las propuestas regeneradoras sin impulso y representación. No sería la primera vez que ocurre en esta localidad con ese mismo actor político y ¿quién deseará cargar con esa responsabilidad?.
No aceptar esa simulación diferida de cogestión municipal sin cogestión a la que lleva el teatrillo socialista es un primer paso para conservarse como alternativa de izquierda y afrontar el primer término de ese dilema. Exige iniciar un trabajo
propio e independiente para cumplir la oferta electoral sin debilitar sus requerimientos
básicos: entre otros la exigencia de responsabilidades políticas y personales en la actual situación
municipal y la construcción de una Administración Local al servicio de los
ciudadanos.
Los grupos emergentes tienen a su disposición herramientas claras, las clásicas del parlamentarismo como son el ejercicio de mociones, propuestas, preguntas y comparecencias que, en solitario o en común con otras formaciones, muestren que los acuerdos consiguen más avances que el egocentrismo político.
Deben comprender que también queda mucho por hacer en el campo de la opinión pública.
La ficción narrativa de las mayorías y
los gobiernos conjuntos redactada hasta ahora solo se contrarresta con el relato objetivo de la
realidad entre la ciudadanía. Convencerse de que la suma de las inteligencias colectivas sustituye
con ventaja a los liderazgos artificiales, y que el ejercicio continuo de
comunicación política transparente, sincera y veraz se opone con éxito a
la oscuridad y el elitismo del gobierno local en minoría.
Todos estos factores son una ventaja cualitativa y de cantidad frente a actores aniquilosados. A veces, propios y adversarios, olvidan que quienes no
tienen que perder nada tienen una virtud para la acción; precisamente la de no tener nada que perder.
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