Castelao llevaba la humanidad dentro y por eso nos dejó una impagable colección de dibujos y bocetos sobre el lobo malencarado y violento que el hombre lleva consigo. Este otro Castelao no sabe dibujar, ni falta que le hace, para mostrar la fiera que todo cacique desembucha a la mínima de cambio con la mayor economía posible del lenguaje .
Aquél Castelao dibujó el cuerpo tendido de un hombre y lo tituló a mano en uno de los márgenes ‘La última lección del maestro’ para enseñarnos una lección universal de ética humana. Este otro Castelao nos transmite el símbolo de lo más violento y perverso de una derecha rancia e inhumana que produce 'Jarrapellejos' con una frecuencia intranquilizadora.
Entre aquel y este, hay un abismo de decencia y de años de civilización. No solo afirma su permisividad de violencia contra la mujer; expresa, también, su convencimiento de que el ser humano es solo un simple instrumento de uso o de cambio.
Detrás de este Castelao feroz y su afirmación asesina, se esconde la honda convicción de que todo es tierra conquistada y la Ley solo una enumeración de reglas que pueden romperse o torcerse al antojo. Este Castelao indecente, que incita a la violencia contra todo y contra todos o a la violación de las leyes, está hecho, como muchos otros, de la pasta de quienes someten a un país, con todos sus ciudadanos al completo, a la arbitrariedad y el saqueo. Afirman que la ley está para violentarla y luego, los muy cabrones, se fuman un puro.
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