martes, 29 de noviembre de 2011

Votar vestido es delito

Pedir una escuela pública de todos y para todos es un acto de petición de voto y, por tanto delito electoral. Lo dice la Junta Electoral de Madrid en un acto firmado por su Presidente, un magistrado que fue imputado de un delito de parricidio y suspendido de funciones de manera provisional por el Consejo del Poder Judicial.  Así, despues de esto,  me pienso muy mucho acudir a las próximas votaciones ostentando una camiseta de Bruce Springsteen o de Cocacola por riesgo de sufrir la sanción codificada en la ley: multa y un tiempecito en la trena.  

Aunque el motivo de la serigrafía les da igual. Quieren votantes a pechos descubiertos y desnudos de opinión. Votantes para quienes hasta Justin Wieber,  estampado en tergal es un atentado contra la debida neutralidad electoral. ¡Faltaría mas! ¿Lo de democracia avanzada? ¿Lo de participación democrática? Pero, hombre de dios. ¿No ve que los tiempos cambian que es una barbaridad?

Solo queda inculparnos. O batirnos como el Quevedo amigo de Alatriste. Yo también voté en camiseta. Con la inscripción debida en defensa de la escuela pública sobre fondo verde. Mi voto incorporaba, también, opiniones a favor del trabajo para todos, de la sanidad para todos, del bienestar para todos, de la soberanía de todos y todo lo de todos que puedan imaginarse, les diría.¡Que lo sepan los de la Junta Electoral!

Pero se lo trasladaría sin ninguna esperanza de comprensión por su parte. Hoy la defensa de los derechos constitucionales es ya un delito electoral. Tras el pillaje económico que no ha finalizado, después de la destrucción de los valores sociales a los que asistimos ha llegado ese punto de no retorno donde la defensa de las libertades ciudadanas es, en si misma, un delito. Han puesto fuera de la ley la última de las líneas de defensa de una democracia que creíamos ganada y, salvo que quede algún remedio; por delante solo tenemos una lenta involución hacia un sistema autoritario. Lástima. Habrá que descender del tren antes de que se estrelle con toda su carga de maquinistas suicidas. Yo me bajo en la próxima. Si. Aquella donde dice: Desobediencia cívica.


miércoles, 16 de noviembre de 2011

El enérgumeno de turno

El mandamás de turno cierra el grifo de la tolerancia y se erige en guardián de la libertad de expresión cuando una fotografía corre el riesgo de convertirse en un artículo de fondo. Es lo que tienen los mandamases. Se representan como garantes democráticos en las formas,  pero circulan ayatolaes, torquemadas o energúmenos idiotas y fanatizados por sus bajos fondos que te arman una noche de los cristales rotos por un quítame allá esa crítica o imagen en blanco y negro o technicolor. En fin. Es lo que tiene la democracia, que si quieres llamar autoritario amoral a uno que lo es y lo exhibe sin pudor, puedes hacerlo.  

viernes, 11 de noviembre de 2011

Una alcaldesa en un sinvivir

Comprendo el estado de abandono y dejadez de la ciudad en la que vivo. No es la desidia. No es la incompetencia, la desorganización de los servicios públicos o los déficits presupuestarios. Los hay pero no son la causa. Nuestra alcaldesa está en un sinvivir. Un comecome que ni la deja respirar, ni soñar, ni dormir mientras la maldita oposición respire. No una, ni otra, sino esa maldita oposición que opina y se expresa. Esa maldita oposición que es forma y expresión del sentir colectivo ciudadano.

Y, claro está, esa preocupación primigenia y telúrica; madre de todas las preocupaciones, no la deja gobernar. Es comprensible. No debe haber nada más aterrador que concluir, como Hegel, que todo cambio social nuevo lleva en sí el germen de su propia transformación. O que, al fin y al cabo, la política se ha reducido a una reedición del “los nada de hoy todo han de ser” que canta La Internacional.

A despecho de problemas viejos, nuevos,  reeditados, irresolubles o irredentos que cubren la Institución Municipal; la alcadesa en un sinvivir está embarcada en una producción delirante de folletos y panfletos para ejercer de acusica de los anteriores gobiernos; poco mas o menos en la dirección opuesta a lo recomendado por Ruiz Gallardón en sus debates electorales que recomendaba gobernar en futuro.

 Aunque, ¡qué más da! Ella a lo suyo. Con un par. Nos hundimos en la mierda; una grandiosa y profunda mierda nacional pero, ¡qué coño!, al menos lo hacemos con la vista al frente, cantando Montañas Nevadas y soplando en la corneta el toque de “A degüello” de la fiera caballería española, centaura legendaria. ¡Qué cuatro años nos esperan, Jesús! ¡Que cuatro años nos esperan!.